
Richard
Anicet Lavodrama Ondoma, miraba al futuro y se veía en traje y
corbata, con unos zapatos relucientes paseando por el parqué de
cualquier entidad bursátil mundial, “mi idea era ser corredor de
bolsa o trabajar en la banca”. Curioso. Su vida iba a estar
relacionada con el parqué, pero no como él la imaginaba. “Aniceto”,
apodo que le pusieron a su llegada a España, es un gentleman
que con 48 años ha cumplido el sueño de ser jugador de baloncesto
pero sobre todo de ser feliz, adaptándose en cada momento al medio.
El optimismo y el idealismo por la vida ayudan mucho.
Recuerda
no haber sido un jugador fiestero, “porque ni bebía ni fumaba”,
pero sí reconoce habérselo pasado bien las veces que se reunía con
sus compañeros de profesión alrededor de una barbacoa. “A veces,
cuando salíamos por las noches y no encontrábamos aparcamiento
cogíamos entre cuatro o cinco algún coche con las manos y los
sacábamos de los aparcamientos para aparcar nuestros coches”,
cuenta mientras suelta una carcajada llena de bondad, sabiduría y la
inocencia de aquel niño de África central.

Como
Ibaka, Lavodrama también disfrutó de su paso por el baloncesto
americano, aunque diariamente lima la espina clavada en su pecho por
no haber llegado más lejos, “me faltaban centímetros y era
demasiado intelectual, con mi talento y mi trabajo podría haber
llegado a ser
NBA,
pero creo que he sido un privilegiado”. Y es que su carácter, de
la mano de los libros, la cultura y el interés por el conocer, se
alejaba bastante del estereotipo de jugador universitario
norteamericano. Tras su paso por la Liga Universitaria
norteamericana (NCAA) donde vivió “uno de los mejores momentos
deportivos de su vida al ganar la conferencia con la Houston Baptist
University y poder llegar a jugar la final de la NCAA”, encontró
una oportunidad en España, en el Clesa Ferrol donde jugaría nueve
temporadas hasta el año 1994. “Mi primer contrato con el Ferrol
fue muy importante porque me mantuvo allí muchos años a pesar de
tener otras ofertas”. Después pasó por el Forum Valladolid, para
recalar una temporada en el Joventut de Badalona en lo que denominó
“un buen contrato” y terminar su carrera de nuevo en Valladolid.
De aquella época, Anicet recuerda los duelos en la pintura con
estrellas como Norris o Jackson. La oferta de un grande nunca se
consolidó “tuve una oferta muy buena del Madrid pero no llegué a
firmar” pero el centroafricano ni mucho menos perdió la ilusión
por seguir jugando al baloncesto.
Y
pensar que todo pasó mientras admiraba a su hermana mayor. “Era
considerada un talento en mi país, estudiaba medicina, jugaba al
baloncesto y al balonmano” recuerda orgulloso. Anicet aun era un
niño que acompañaba a sus hermanos llevando las bolsas de deporte y
que empezó a hacer atletismo por sus condiciones físicas, “no
empecé a jugar al basket hasta los doce años, corría los 200
metros”, pero con el balón en las manos le vieron maneras y le
animaron, su hermana mayor tuvo mucho que ver, a jugar al baloncesto.
Nunca alejado de los estudios, Anicet los completó en Estados
Unidos, en la Houston Baptist University, de donde guarda recuerdos
que ahora nos trae, como su amistad con Hakeem Olajuwon, al que
conoció en el continente africano y que emigró un año antes que
Lavodrama a EEUU, “cuando yo llegué a Estados Unidos continuamos
nuestra relación. Él era mejor que yo, era más ambicioso. Le
admiraba, y siempre le pongo como ejemplo” afirma sin recelos,
satisfecho de seguir manteniendo el contacto con uno de los
integrantes del dúo “las Torres Gemelas” de Houston.
Una
vez en el país de las oportunidades, Lavodrama optó al draft, un
momento que nunca olvidará “estuve por delante de Sabonis en el
draft,
es un orgullo”. Arvydas Sabonis, una leyenda del baloncesto
europeo, inolvidable para el madridismo y tótem
para los amantes de la canasta, que le consideran uno de los mejores
pivots de la historia a pesar de su intermitencia por las lesiones de
tobillos.
Pero
si de algo no se puede olvidar Anicet es del Afrobasket de 1987. La
República Centroafricana ganó el torneo que motivó su
participación en los Juegos Olímpicos de Seul en 1988. Las
experiencias que Lavodrama y sus compañeros vivieron en la villa
olímpica con el resto de deportistas valen tanto como el mejor tapón
de su carrera. Hablando de jugadas, recuerda varios mates de su
carrera con cariño, “uno en la
semifinal de conferencia de mi universidad cuando me hicieron un
ale-hop brutal. Otro en Ferrol, jugábamos contra el Baskonia y en
una contraataque hice un mate que nos dio la victoria. La Malata
(cancha ferrolana) tuvo una respuesta fantástica. Y en Seul '88 hice
un mate delante de Divac, que fue increible”. Otra de sus puntos
fuertes era la defensa de la pintura. “Tapones
ha habido bastante, recuerdo uno que le puse a Montero pero sin duda
uno ante un mate de Norris que me gustó bastante.” Su sentido del
humor le obliga a no callarse “y uno que le puse a mi hijo el otro
día”.

El baloncesto en la actualidad
Anicet
Lavodrama disfruta hablando, explicando, compartiendo su experiencia.
Hablar de baloncesto, de la actualidad y de los problemas que
encuentra este deporte, le hace sentirse en su mundo, más cómodo
que hablando de su vida. “El impacto mediático que tiene la NBA no
se puede comparar con el de ninguna otra liga del mundo, han creado
un producto de lujo y, hoy en día, con la crisis solo perduran estos
productos”. La garantía de éxito que le ofrece un espectáculo
como la NBA a cualquier plataforma de comunicación, obliga a confiar
en una competición de estas características. Anicet destaca “las
numerosas vías de promoción y venta que tiene la NBA en comparación
con la ACB” y está obsesionado con dejar una huella “el deporte
es deporte, es un negocio pero también es un motivo social, una
ayuda”.
El
baloncesto español, orgullo del deporte nacional en la última
década, encuentra demasiadas barreras cuando toca hablar de la
competición doméstica. “En España solo nos hablan del Madrid,
del Barça, algo del resto y de los demás deportes solo venden el
morbo” sentencia Lavodrama que convive en su día a día con los
pésimos datos de audiencia que obtiene una competición de tan alto
nivel como la ACB. “El problema en España es la cultura que
tenemos. En EEUU las competiciones más importantes no se pisan en el
calendario porque de esta forma desprecian el producto pero aquí eso
no lo valoramos”. Un deporte como el baloncesto, llevado a su
máxima potencia en la Liga ACB y desprestigiado por los medios de
comunicación por tratarse de un producto barato y propio.
La
falta de interés por el baloncesto es patente. El desarrollo de las
tecnologías y los medios de comunicación, en lugar de beneficiar,
han eclipsado al baloncesto porque la oferta de canales y de deportes
han arrinconado al que era el segundo deporte nacional por interés.
“Antes había dos canales, la gente tenía poco dónde elegir.
Ahora, sin embargo, están Nadal, Alonso, el fútbol a todas
horas...” explica Anicet, lamentando que un medio como Canal+, que
cuida tanto el formato deportivo, no haya tenido cabida en los
hogares españoles, “fue muy interesante asociarse a Canal+ porque
daba dinero a la ACB, pero la visibilidad era poca, porque la gente
no pagaba por tenerlo”.
Otro de los
obstáculos de la Liga ACB es la falta de jugadores franquicia en los
equipos. “Antes había más vinculación a los clubes” reconoce
Lavodrama que se pone como ejemplo en sus nueve temporadas en Ferrol.
Actualmente la continuidad de los proyectos y los jugadores es menor,
todo es más efímero y a las aficiones les cuesta identificarse con
sus equipos.
Curioso y
criticable el caso. Ahora que vivimos la Edad de Oro del
baloncesto español a nivel de selecciones, consumimos menos que
nunca baloncesto doméstico. Si buscamos una explicación, además de
la suerte y el trabajo de tener una generación de jugadores de nivel
mundial, debemos mirar a la Federación Española de Baloncesto
(FEB). Confirma Lavodrama que “el trabajo que ha hecho la
Federación desde la base es muy importante pero además, los
organizadores del baloncesto español han sabido gestionar, acercar,
mimar, en definitiva, su deporte. Con concentraciones previas a
campeonatos en las que nuestras estrellas han estado muy cerca de la
gente, con el apoyo promocional y la búsqueda de una publicidad
eficaz... “Se reconoce mucho más al jugador español que al
extranjero, al contrario de lo que ocurría antes” apunta Anicet
Lavodrama.
Al pivot
centroafricano le cuesta elegir a un jugador español, “me encanta
Juan Carlos Navarro, es un crack, pero también Pau, Ricky...”
Sobre Ricky y su llegada a la NBA se detiene, analiza y argumenta,
“le vi con 14 años y su juego era increíble”. No escatima en
halagos, “le definí como una mezcla entre Pipen y Maravich, tiene
magia. Tiene impacto defensivo que da miedo a los bases, porque cubre
mucho campo”. Y recuerda sus primeros pasos, “con 14 años ya
sabía dirigir al equipo y sabía que hacer en cada momento. Ricky es
un privilegiado”. Anicet, impregnado de la cultura norteamericana
vuelve a hacer un paralelismo con la diferencia de tradiciones, “en
Estados Unidos se pone delante lo positivo y por eso Ricky está
despuntando. Si os fijáis, todos sus compañeros sonríen, porque
saben que hay un jugador que les va a dar el balón y les va a hacer
mejores, van a hacer más puntos y van a ganar más dinero”,
concluye sin abandonar la sonrisa.
Lavodrama pronostica
que Mirotic o Llull serán los siguientes en pisar canchas
estadounidenses y adelanta dos nombres, Dani Díez, del Real Madrid y
Alberto Abalde, de la Penya, como promesas a seguir. No tiene
dudas en reconocer que Miami ganará el anillo en la NBA, “porque
son maduros y ha llegado su momento”.
Anicet Lavodrama
sueña con un mundo en paz en el que un deporte, como el baloncesto,
forme parte de la sociedad y ayude a mejorarla, involucrado en los
problemas sociales. Con la perspectiva del tiempo, disfruta viendo
jugar a sus hijos y no se olvida de que un día fue niño y tuvo una
ilusión. Ahora, optimista implacable, lucha con cada sonrisa porque
los niños tengan un objetivo por el que luchar y, sobre todo eso,
ilusión.
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