lunes, 23 de abril de 2012

Anicet Lavodrama: De África al mundo, pasando por el baloncesto

germán_mansilla


Por la ventanilla de su coche veía a los niños jugar, descalzos, detrás de una pelota indomable que sorteaba charcos y fango. Él, que iba en el automóvil familiar a la escuela, no se olvidaba de esos niños, de su sonrisa a pesar de las dificultades que el día a día les presentaba. La sonrisa es algo que nadie les podía robar.

Richard Anicet Lavodrama Ondoma, miraba al futuro y se veía en traje y corbata, con unos zapatos relucientes paseando por el parqué de cualquier entidad bursátil mundial, “mi idea era ser corredor de bolsa o trabajar en la banca”. Curioso. Su vida iba a estar relacionada con el parqué, pero no como él la imaginaba. “Aniceto”, apodo que le pusieron a su llegada a España, es un gentleman que con 48 años ha cumplido el sueño de ser jugador de baloncesto pero sobre todo de ser feliz, adaptándose en cada momento al medio. El optimismo y el idealismo por la vida ayudan mucho.

Recuerda no haber sido un jugador fiestero, “porque ni bebía ni fumaba”, pero sí reconoce habérselo pasado bien las veces que se reunía con sus compañeros de profesión alrededor de una barbacoa. “A veces, cuando salíamos por las noches y no encontrábamos aparcamiento cogíamos entre cuatro o cinco algún coche con las manos y los sacábamos de los aparcamientos para aparcar nuestros coches”, cuenta mientras suelta una carcajada llena de bondad, sabiduría y la inocencia de aquel niño de África central.

Lavodrama es uno de los jugadores de baloncesto más carismáticos que han pasado por la Liga ACB. Tras su retirada, fue agente de la Federación Internacional de Baloncesto Amateur (FIBA) y posteriormente completó tareas de scoutting para Cleveland Cavaliers. En África realizó labores de captación de jugadores y participó en campañas para potenciar el deporte como hábito entre los jóvenes. Y entre viaje y viaje a su continente, descubrió a uno de los jugadores que más prestigio deportivo ha alcanzado en el baloncesto nacional, Serge Ibaka. El congoleño viajó con Lavodrama a España con tan sólo 16 años. “Era un jugador con proyección NBA, atlético, rápido, muy coordinado, muy largo y con un tiro exterior importante”. Cuando llegaron a España, el Hospitalet se interesó en la joven perla que, curiosamente, tuvo que ser drafteado por Oklahoma para que en España le empezaran a conocer.

Como Ibaka, Lavodrama también disfrutó de su paso por el baloncesto americano, aunque diariamente lima la espina clavada en su pecho por no haber llegado más lejos, “me faltaban centímetros y era demasiado intelectual, con mi talento y mi trabajo podría haber llegado a ser NBA, pero creo que he sido un privilegiado”. Y es que su carácter, de la mano de los libros, la cultura y el interés por el conocer, se alejaba bastante del estereotipo de jugador universitario norteamericano. Tras su paso por la Liga Universitaria norteamericana (NCAA) donde vivió “uno de los mejores momentos deportivos de su vida al ganar la conferencia con la Houston Baptist University y poder llegar a jugar la final de la NCAA”, encontró una oportunidad en España, en el Clesa Ferrol donde jugaría nueve temporadas hasta el año 1994. “Mi primer contrato con el Ferrol fue muy importante porque me mantuvo allí muchos años a pesar de tener otras ofertas”. Después pasó por el Forum Valladolid, para recalar una temporada en el Joventut de Badalona en lo que denominó “un buen contrato” y terminar su carrera de nuevo en Valladolid. De aquella época, Anicet recuerda los duelos en la pintura con estrellas como Norris o Jackson. La oferta de un grande nunca se consolidó “tuve una oferta muy buena del Madrid pero no llegué a firmar” pero el centroafricano ni mucho menos perdió la ilusión por seguir jugando al baloncesto.

Y pensar que todo pasó mientras admiraba a su hermana mayor. “Era considerada un talento en mi país, estudiaba medicina, jugaba al baloncesto y al balonmano” recuerda orgulloso. Anicet aun era un niño que acompañaba a sus hermanos llevando las bolsas de deporte y que empezó a hacer atletismo por sus condiciones físicas, “no empecé a jugar al basket hasta los doce años, corría los 200 metros”, pero con el balón en las manos le vieron maneras y le animaron, su hermana mayor tuvo mucho que ver, a jugar al baloncesto. Nunca alejado de los estudios, Anicet los completó en Estados Unidos, en la Houston Baptist University, de donde guarda recuerdos que ahora nos trae, como su amistad con Hakeem Olajuwon, al que conoció en el continente africano y que emigró un año antes que Lavodrama a EEUU, “cuando yo llegué a Estados Unidos continuamos nuestra relación. Él era mejor que yo, era más ambicioso. Le admiraba, y siempre le pongo como ejemplo” afirma sin recelos, satisfecho de seguir manteniendo el contacto con uno de los integrantes del dúo “las Torres Gemelas” de Houston.

Una vez en el país de las oportunidades, Lavodrama optó al draft, un momento que nunca olvidará “estuve por delante de Sabonis en el draft, es un orgullo”. Arvydas Sabonis, una leyenda del baloncesto europeo, inolvidable para el madridismo y tótem para los amantes de la canasta, que le consideran uno de los mejores pivots de la historia a pesar de su intermitencia por las lesiones de tobillos.

Pero si de algo no se puede olvidar Anicet es del Afrobasket de 1987. La República Centroafricana ganó el torneo que motivó su participación en los Juegos Olímpicos de Seul en 1988. Las experiencias que Lavodrama y sus compañeros vivieron en la villa olímpica con el resto de deportistas valen tanto como el mejor tapón de su carrera. Hablando de jugadas, recuerda varios mates de su carrera con cariño, “uno en la semifinal de conferencia de mi universidad cuando me hicieron un ale-hop brutal. Otro en Ferrol, jugábamos contra el Baskonia y en una contraataque hice un mate que nos dio la victoria. La Malata (cancha ferrolana) tuvo una respuesta fantástica. Y en Seul '88 hice un mate delante de Divac, que fue increible”. Otra de sus puntos fuertes era la defensa de la pintura. “Tapones ha habido bastante, recuerdo uno que le puse a Montero pero sin duda uno ante un mate de Norris que me gustó bastante.” Su sentido del humor le obliga a no callarse “y uno que le puse a mi hijo el otro día”.

Llegó el momento de la retirada, y a Anicet no le faltaban ofertas fruto de las buenas relaciones que había ido dejando allí donde pisaba. Su don pedagógico le hubiera convertido en un fantástico gestor de grupos de hecho confirma que muchos de sus compañeros y directivos le animaron a entrenar, “porque me gusta hablar, explicar, responder” pero Anicet tenía claro que a nivel profesional era un terreno incómodo para él “porque los clubes no tienen continuidad ni estabilidad, no tienen estructuras profesionales aunque sí lo son jugadores y entrenadores, son puestos efímeros e inestables que nunca me animaron a dar el salto por la inestabilidad”, una vez más la serenidad como punto de partida.

El baloncesto en la actualidad

Anicet Lavodrama disfruta hablando, explicando, compartiendo su experiencia. Hablar de baloncesto, de la actualidad y de los problemas que encuentra este deporte, le hace sentirse en su mundo, más cómodo que hablando de su vida. “El impacto mediático que tiene la NBA no se puede comparar con el de ninguna otra liga del mundo, han creado un producto de lujo y, hoy en día, con la crisis solo perduran estos productos”. La garantía de éxito que le ofrece un espectáculo como la NBA a cualquier plataforma de comunicación, obliga a confiar en una competición de estas características. Anicet destaca “las numerosas vías de promoción y venta que tiene la NBA en comparación con la ACB” y está obsesionado con dejar una huella “el deporte es deporte, es un negocio pero también es un motivo social, una ayuda”.

El baloncesto español, orgullo del deporte nacional en la última década, encuentra demasiadas barreras cuando toca hablar de la competición doméstica. “En España solo nos hablan del Madrid, del Barça, algo del resto y de los demás deportes solo venden el morbo” sentencia Lavodrama que convive en su día a día con los pésimos datos de audiencia que obtiene una competición de tan alto nivel como la ACB. “El problema en España es la cultura que tenemos. En EEUU las competiciones más importantes no se pisan en el calendario porque de esta forma desprecian el producto pero aquí eso no lo valoramos”. Un deporte como el baloncesto, llevado a su máxima potencia en la Liga ACB y desprestigiado por los medios de comunicación por tratarse de un producto barato y propio.

La falta de interés por el baloncesto es patente. El desarrollo de las tecnologías y los medios de comunicación, en lugar de beneficiar, han eclipsado al baloncesto porque la oferta de canales y de deportes han arrinconado al que era el segundo deporte nacional por interés. “Antes había dos canales, la gente tenía poco dónde elegir. Ahora, sin embargo, están Nadal, Alonso, el fútbol a todas horas...” explica Anicet, lamentando que un medio como Canal+, que cuida tanto el formato deportivo, no haya tenido cabida en los hogares españoles, “fue muy interesante asociarse a Canal+ porque daba dinero a la ACB, pero la visibilidad era poca, porque la gente no pagaba por tenerlo”.

Otro de los obstáculos de la Liga ACB es la falta de jugadores franquicia en los equipos. “Antes había más vinculación a los clubes” reconoce Lavodrama que se pone como ejemplo en sus nueve temporadas en Ferrol. Actualmente la continuidad de los proyectos y los jugadores es menor, todo es más efímero y a las aficiones les cuesta identificarse con sus equipos.

Curioso y criticable el caso. Ahora que vivimos la Edad de Oro del baloncesto español a nivel de selecciones, consumimos menos que nunca baloncesto doméstico. Si buscamos una explicación, además de la suerte y el trabajo de tener una generación de jugadores de nivel mundial, debemos mirar a la Federación Española de Baloncesto (FEB). Confirma Lavodrama que “el trabajo que ha hecho la Federación desde la base es muy importante pero además, los organizadores del baloncesto español han sabido gestionar, acercar, mimar, en definitiva, su deporte. Con concentraciones previas a campeonatos en las que nuestras estrellas han estado muy cerca de la gente, con el apoyo promocional y la búsqueda de una publicidad eficaz... “Se reconoce mucho más al jugador español que al extranjero, al contrario de lo que ocurría antes” apunta Anicet Lavodrama.


Al pivot centroafricano le cuesta elegir a un jugador español, “me encanta Juan Carlos Navarro, es un crack, pero también Pau, Ricky...” Sobre Ricky y su llegada a la NBA se detiene, analiza y argumenta, “le vi con 14 años y su juego era increíble”. No escatima en halagos, “le definí como una mezcla entre Pipen y Maravich, tiene magia. Tiene impacto defensivo que da miedo a los bases, porque cubre mucho campo”. Y recuerda sus primeros pasos, “con 14 años ya sabía dirigir al equipo y sabía que hacer en cada momento. Ricky es un privilegiado”. Anicet, impregnado de la cultura norteamericana vuelve a hacer un paralelismo con la diferencia de tradiciones, “en Estados Unidos se pone delante lo positivo y por eso Ricky está despuntando. Si os fijáis, todos sus compañeros sonríen, porque saben que hay un jugador que les va a dar el balón y les va a hacer mejores, van a hacer más puntos y van a ganar más dinero”, concluye sin abandonar la sonrisa.

Lavodrama pronostica que Mirotic o Llull serán los siguientes en pisar canchas estadounidenses y adelanta dos nombres, Dani Díez, del Real Madrid y Alberto Abalde, de la Penya, como promesas a seguir. No tiene dudas en reconocer que Miami ganará el anillo en la NBA, “porque son maduros y ha llegado su momento”.

Anicet Lavodrama sueña con un mundo en paz en el que un deporte, como el baloncesto, forme parte de la sociedad y ayude a mejorarla, involucrado en los problemas sociales. Con la perspectiva del tiempo, disfruta viendo jugar a sus hijos y no se olvida de que un día fue niño y tuvo una ilusión. Ahora, optimista implacable, lucha con cada sonrisa porque los niños tengan un objetivo por el que luchar y, sobre todo eso, ilusión.

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