martes, 30 de noviembre de 2010

¿Orgullo Vikingo?

germán_mansilla

No hablemos de humillación. Si acaso de deshonra, vejación, vergüenza, degradación, burla o bochorno. Sentimientos de las once menos diez minutos del 29 de noviembre de 2010.

Sucedió algo fuera de lo normal que no esperaba ningún madridista aunque algún amigo me dijese antes del partido: “si perdemos, que sea por goleada”. Quizá el destino le debiera algo así a Pellegrini, por lo cutre en las formas del club blanco. Para muchos llega el momento del oportunismo, de acordarse de los que no están, de los que no lo hicieron tan mal aunque los crucificaran. Del modelo, de la vida… También es el momento de mostrar y demostrar quién es el Real Madrid, aunque pocos integrantes de la plantilla comprenden el significado de esa palabra.
Anoche, viví mi peor situación como madridista. Situación, que no momento, porque se mantiene en el tiempo esa sensación. Nunca (echo la vista atrás diez años) me había dolido tanto una actuación del Madrid. Para mí Alcorcón, Lyon y tantas y tantas otras son morralla al lado de esto. Incluso el 2-6. ¡Ojo!, que pueden decir que delante estaba el mejor equipo del mundo en el mejor momento de su historia y, yo añadiría, en el mejor momento del fútbol como concepto.

Quien no sepa nada de este deporte y quiera aprender desde la base debe memorizar como jugó el Barça ayer. El mejor partido que yo he visto nunca del Barça y el peor del Madrid contra los culés. Una superioridad de un modelo y una filosofía de unos cuantos que respetan las señas de identidad de lo que llevan en el pecho (también cuentan con muchachos con pocas luces). Modelos de fútbol hay muchos, como modelos de conducta. Para mí, éste es el mejor. El de la presión adelantada, el de la asociación, el del alud de ocasiones, el del sibaritismo. Os podéis pasar por Valdebebas cualquier tarde y veréis que en la Fábrica también se enseñan a los chavales blancos ese fútbol preciosista, pero no sé qué pasa en el camino que se pierde.

Durísimo el palo para Mourinho que acertó en rueda de prensa lo que trituró en el campo. No se llora, se traga saliva y se espera. Afortunadamente el fútbol ofrece venganzas cada poco tiempo y puede que nos veamos las caras en Champions o Copa, antes de la vuelta en el Bernabéu. La personalidad del portugués es tan grande que a lo largo de la temporada va a aglutinar las culpas, por las victorias y las derrotas, porque todo se focaliza en él a pesar de que trate de insistir en que son los jugadores lo que le hacen grande. Lo que hizo antes, aquí no vale, lo que haga marcará su leyenda. De momento todo había salido a pedir de boca, hasta ayer. Le vi incómodo y bloqueado, se hundía en el asiento y la gabardina no le daba para taparse, no parecía él.

Queda la paciencia, el recogimiento, la sed de venganza y la confianza en un técnico que está haciendo muy bien su trabajo. Lástima que anoche no supiese reaccionar ante la avalancha o no supiese transmitir a los jugadores el ansia por conquistar el Camp Nou. Y lástima por esos jugadores que salieron a verlas venir. Es pronto, larga vida al trabajo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario